El concurso OPPTA trabaja con distintos territorios y paisajes de Latinoamerica. El siguiente proyecto está emplazado en el área de Petrópolis, Brasil, donde las necesidades de habitabilidad han dado como resultado una ocupación no planificada del territorio mediante asentamientos de carácter espontáneo. Dicha situación tiene como consecuencia directa la degradación progresiva del medio ambiente, lo que genera situaciones de alto riesgo para diversos sectores de la población residente. El siguiente proyecto pretende restablecer el equilibrio entre el medio ambiente y el tejido residencial, rescatando la identidad territorial y paisajística y garantizando la segura habitabilidad de la población. Más imágenes a continuación.
La configuración territorial de Petrópolis se desarrolla a lo largo del borde fluvial del rio San Antonio, el cual queda acotado por una fuerte topografía que genera bolsas o riñones que se suceden a lo largo del cauce del rio, asociados a afluentes que desembocan en el mismo. Se plantea una estrategia replicable a las distintas bolsas identificadas mediante fases que pretenden alcanzar objetivos plausibles a corto plazo, y que tienen como objetivo fundamental la compactación e incremento de la densidad del tejido residencial en las zonas consolidadas libres de riesgo, y el tratamiento del borde urbano mediante el reciclaje paisajístico en los dos escenarios típicos derivados de la configuración geofísica del territorio, que son las áreas de las inundaciones causadas por el desbordamiento del río San Antonio y las zonas inestables de ladera.
Para la consolidación e incremento de la densidad del tejido residencial, se desarrolla un nuevo morfema urbano compuesto por la agrupación de un conjunto de lotes con vivienda aislada existente y viviendas de nueva planta, que pasarán a formar una micro-comunidad con un jardín interior compartido.
Entre la vivienda preexistente y la nueva se genera un acuerdo del que ambas salen beneficiadas. La vivienda de nueva planta respeta la identidad tipológica de la existente, legalizándola, colocándose sobre la misma, dejando un espacio para que la anterior pueda expandirse horizontal y verticalmente. Además las cubiertas captadoras de las nuevas viviendas dotarán a las existentes de suministro de agua. La nueva vivienda se beneficia de una ubicación estratégica en el tejido urbano, así como de la red de instalaciones urbanas preexistentes.
La vivienda se plantea como soporte material, energético y espacialmente flexible. Para ello se propone el crecimiento de la misma a partir de las viviendas semilla, capaz de expandirse vertical u horizontalmente dentro de una matriz tridimensional. Las tipologías de viviendas semilla constan básicamente de uno o dos núcleos verticales u horizontales, que irán dotados de una escalera, capaz de unir o dividir la vivienda en dos propiedades; una cocina, un baño y un tanque de agua.
El modelo de vivienda semilla permite desarrollar una vivienda progresiva, y reversible en el tiempo, adaptable a los modos de habitar de sus propietarios configurable a través de pactos comunitarios. El proceso constructivo promueve el desarrollo de técnicas, y sistemas constructivos producidos prioritariamente con recursos energéticos, materiales y subproductos locales que puedan ser desarrollados mediante procesos de socialización tecnológica, difundiendo los conocimientos técnicos organizativos con miras a su adaptación local en programas de viviendas autogestionadas y autoconstruidas.
COAUTORES: Gonzalo Castro Fernández-Palacios, Jose Ramón Guerra del Moral, Edgar Ignacio Mazo Zapata
COLABORADORES: Natasha Renha, Sebastián Mejiá, Guillaume Didier Avila de Suremain, Sebastián Vélez Sánchez, David Cardona García, Juan Manuel Bernal, Juan Esteban Giraldo, Daniel Zuluaga, Erica Martínez Pérez y Manon Marie Mollar.